Ni el hígado los viernes, ni los puntos y aparte, ni las verdades crudas, ni el vicio de esperarse. Ni el pozo de la noche, ni las muelas de juicio, ni adioses con lloviznas, ni ser tan desprolijos. La muerte va de pesca, nos usa de carnada, no queremos que nos duela nada. La muerte maricona nos usa de carnada y no queremos que nos duela nada.
Colgamos de un abismo, está empeorando el viento, y el tiempo miserable pisándonos los dedos. No quiero que me duelan las risas del destino, ni el mundo y sus espinas, ni el precio del olvido. Ni amores, ni destierros, ni cruces en la espalda, no queremos que nos duela nada. Ni los años perdidos, ni fotos encontradas, no queremos que nos duela nada.
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