Ella es la paciente cero de esta pena que me apesta, ella se incrustó en mi vida como un Escaña sin frenos. Y ahora tropiezo en mis sueños, me enredo en noches sin alma, como si fueran corbatas demasiado largas. Ella es la tormenta perfecta, sangre y arena, deja un tendal de besos por donde pasa su tristeza. De día descose en mi cama, de noche me olvida en silencio, y yo, un lazarillo que perdió a su ciego. Hace tanto que no voy a tus abrazos, que puede darte un corazón embalsamado. Hace tanto que no voy a tus abrazos, en la caja negra de este amor hay viento, viento nada más.
Era una noche patoteada de invierno, sin estrellas, y ella abrazando una botella de vodka me avisaba: "perdimos los últimos trenes, mentimos a capa y espada, le dimos al pasado la última palabra". Hace tanto que no voy a tus abrazos...
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