domingo, 17 de junio de 2012


Ya no tengo tu cigarro en el desayuno y aprendí a echarlo de menos, te lo juro. Ya no tengo tu mejilla y su deseo de sentirle a mi nariz su alma de hielo. Ya no tengo aquel susurro que avivaba el fueguito de una voz avergonzada. Ya no tengo la fruición de la mañana de rogarte que despegues de la cama. Ya no tengo tu solcito en mi habitación, se ha instaurado la ilusa ilusión de un olvido repentino burlando a un tiempo lerdo. Callejeros va a tocar, San Lorenzo va a jugar y eso no va a hacer más que cooperar con tu recuerdo. Ya no existen esas pelis mentirosas que solían dar lugar a nuestras cosas. Si no tengo esos ojitos que ostentaban cielo eterno para aquel alma menguada, ni ese beso que, pequeño, me colmaba ¿Qué voy a hacer con esta fábula acabada? Solo tengo aquel tren al paraíso, un furgón impenetrable sin sus puertas, y una sábana impermeable de granizo de una cama que solía ser caldera. Ya no tengo aquella risa terapeuta y ese espanto tenebroso no da tregua. Me ha quedado una existencia belicosa de una paz que hizo a mi vida encantadora. Ilusa ilusión de un corazón que, por desgracia, solo me da a elegir por vos o tu eutanasia. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario