Una histeria innecesaria así como descabellada abandoné cuando te vi. Sentí estragos en el pecho del más loco frenesí. Abundancia de promesas, y una súplica de ayuda para ir juntos a la luna. Pasional como sutil me arrebataste el cielo y lo adornaste. Y con el tiempo me enseñaste qué es el amor, y que en la cama no hay restricción. Hoy se que no debe existir placer como admirarte reír. Nunca va a haber otro hombre que me ame así. Si ves que hago todo a prisa vas a ver una sonrisa cuando esté por concluir. Lo hago para estar más tiempo donde siempre soy feliz: En TU espalda...
miércoles, 12 de septiembre de 2012
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