El vino perdía su contenido, tu piel se ganaba un desinhibido. Me va el último cospel oxidado en tu risa nodriza. Que sea lo que vos quieras, y ojalá que sea rock. Si encuentro propicio en mi pecho tu sien, cien trechos le saco a esta tierra maldita. Tu estrella en mi boca me arranca, y me ubica en el seno del limbo al que llega tu tren.
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