Te vi, me enamoré. Apenas te encontré me diste tanto amor, me hiciste sentir que el cielo existía entre tus piernas y las mías. Un día te perdí, Dios vino y te llevó, y me dejó en el alma una bomba sin reloj. Quedé buscando moralejas con los hombres que piensan. Te amé y te lloré, te lloro y te amo hoy, pero la vida es fría y te empuja a seguir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario