Es la flor de mis heridas que se abre cualquier día, y me despierta por las noches sudando y extrañándote. Festejos infinitos sin motivo, quilombos espontáneos de semana, revueltas furibundas en la cama, ingestas continuadas sin estilo. Pero todo lo que tuvo que pasar pasó, siempre uno u otro modo haya pasado. Por eso es que los trastos van guardados para que nunca nada se me olvide...
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