miércoles, 11 de septiembre de 2013

Ya todo el mundo sabe, llevo sal en la piel.  De un soplo tiro abajo la paz y el anaquel. Y aun creo que la dicha un buen día acaricié: la tarde en que he besado sus labios de café... La negra es una suerte de brebaje especial, un sorbo de su ombligo liquida tu aflicción. Su andar produce estragos en toda la afición  mirada empetrolada que apacigua mi ansiedad. La negra es un candombe, un reggae dub, un carnaval. La negra es un feriado, viernes santo, manantial. Mi Cindor, mis facturas, mis bizcochos y mi pan, mi música, mi letra, mi guitarra y mi cantar. Su tórax guarda aquello que me ha hecho tan feliz, sus pechos de sirena quiso dibujar Dalí. Su corazón de felpa quiso conquistar Joaquín, actuando en paralelo dan color al porvenir. Mi vida un poco muerta ha revivido por su afán de dar con mi desgracia arremetiendo su crueldad. La cama que abriguemos, y no importa sea cual, será el sitio donde siempre habremos de despegar. Poder volar más alto es imposible de verdad, no existe quien pudiera emprenderme a un viaje astral como hace mi negrita, desvistiendo un corazón que me ubica en los adentros del vestíbulo del Sol.  

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