miércoles, 11 de septiembre de 2013
El azar me colocaba en el camino hacia el anhelo indescriptible de mamá convirtiéndome en el peor asesino, que es quien fusila a su propia voluntad. De insoportable a ameno, de ameno a insuperable se fue haciendo nuestro viaje habitual. Convocaste a mi talento, y de tu rostro desprendían risas que se hicieron mi manjar. Abrigué cada penuria que me confiabas y en mis entrañas te ganaste un buen lugar. Conocí cada rincón de aquella alma que se distingue por su eterna inmensidad. Sin quererlo y de rebote nos encontramos incendiándonos y dando luz a aquel placer que transmutó martes opacos por barnizarlos de un delirio extremo que se activa en tu sommier. El amor fue tan bien hecho que infinitas son las gracias que nos concederá, desnudé por fin al ángel que erotiza con caricias de la más bella suavidad. Reflexiono y esta vez me maldigo por jactarme cada tanto de ser algo desdichado, debería reconocer que yo he sido aquella tarde en ese patio un muchacho afortunado, por robarte una sonrisa con la prisa de un diablo intratable, por hacerte parte mío y en un descuido desnudar a este ángel.
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