A esta hora exactamente hay un niño en la calle... Es honra de los hombres proteger lo que crece, cuidar que no haya infancia dispersa por las calles. Evitar que naufrague su corazón de barco, su increíble aventura de pan y chocolate. Poniéndole una estrella en el sitio del hambre, de otro modo es inútil, de otro modo es absurdo. Ensayar en la tierra la alegría y el canto, porque de nada vale si hay un niño en la calle.
Todo lo tóxico de mi país a mí me entra por la nariz. Lavo autos, limpio zapatos, huelo pega y también huelo paco. Robo billeteras, pero soy buena gente. Soy una sonrisa sin dientes, lluvia sin techo, uña con tierra, soy lo que sobró de la guerra. Un estómago vacío, soy un golpe en la rodilla que se cura con el frío; el mejor guía turístico del arrabal: por tres pesos te paseo por la Capital. No necesito VISA para volar por el redondel, porque yo juego con aviones de papel. Arroz con piedra, fango con vino, y lo que me falta me lo imagino.
No debe andar el mundo con el amor descalzo enarbolando un diario como un ala en la mano, trepándose a los trenes, canjeándonos la risa, golpeándonos el pecho con un ala cansada. No debe andar la vida recién nacida a precio, la niñez arriesgada a una estrecha ganancia, porque entonces las manos son inútiles fardos y el corazón, apenas, una mala palabra...
Cuando cae la noche me duermo despierto, un ojo cerrado y el otro abierto, por si los tigres me escupen un balazo. Mi vida es como un circo pero sin payasos. Voy caminando por la zanja haciendo malabares con cinco naranjas, pidiendo plata a todos los que pueda en una bicicleta con una sola rueda. Soy oxígeno para este continente, soy lo que descuidó el presidente. No te asustes si tengo mal aliento, si me ves sin camisa, con las tetillas al viento. Soy un elemento más del paisaje, los residuos de la calle son mi camuflaje, como algo que existe que parece de mentira, algo sin vida pero que respira...
Pobre del que ha olvidado que hay un niño en la calle, que hay millones de niños que viven en la calle. Yo los veo apretando su corazón pequeño mirándonos a todas con fábula en los ojos. Un relámpago trunco les cruza la mirada porque nadie protege a esa vida que crece y el amor se ha perdido, como un niño en la calle.
jueves, 12 de septiembre de 2013
miércoles, 11 de septiembre de 2013
Eran noches sin secretos, eso era amor en los huesos, y todo lo olvidó. Yo era la luz de sus ojos, y era el agua de su arroyo y todo lo olvidó. Ni siquiera me dejó la mirada del adiós, se llevó de mi colección de mis sonrisas, la mejor... En la noche fui su estrella, y hasta la luz de su vela, y todo lo olvidó. Prometió hasta lo prohibido, me dio cita hasta en su olvido y todo lo olvidó.
El azar me colocaba en el camino hacia el anhelo indescriptible de mamá convirtiéndome en el peor asesino, que es quien fusila a su propia voluntad. De insoportable a ameno, de ameno a insuperable se fue haciendo nuestro viaje habitual. Convocaste a mi talento, y de tu rostro desprendían risas que se hicieron mi manjar. Abrigué cada penuria que me confiabas y en mis entrañas te ganaste un buen lugar. Conocí cada rincón de aquella alma que se distingue por su eterna inmensidad. Sin quererlo y de rebote nos encontramos incendiándonos y dando luz a aquel placer que transmutó martes opacos por barnizarlos de un delirio extremo que se activa en tu sommier. El amor fue tan bien hecho que infinitas son las gracias que nos concederá, desnudé por fin al ángel que erotiza con caricias de la más bella suavidad. Reflexiono y esta vez me maldigo por jactarme cada tanto de ser algo desdichado, debería reconocer que yo he sido aquella tarde en ese patio un muchacho afortunado, por robarte una sonrisa con la prisa de un diablo intratable, por hacerte parte mío y en un descuido desnudar a este ángel.
Ya todo el mundo sabe, llevo sal en la piel. De un soplo tiro abajo la paz y el anaquel. Y aun creo que la dicha un buen día acaricié: la tarde en que he besado sus labios de café... La negra es una suerte de brebaje especial, un sorbo de su ombligo liquida tu aflicción. Su andar produce estragos en toda la afición mirada empetrolada que apacigua mi ansiedad. La negra es un candombe, un reggae dub, un carnaval. La negra es un feriado, viernes santo, manantial. Mi Cindor, mis facturas, mis bizcochos y mi pan, mi música, mi letra, mi guitarra y mi cantar. Su tórax guarda aquello que me ha hecho tan feliz, sus pechos de sirena quiso dibujar Dalí. Su corazón de felpa quiso conquistar Joaquín, actuando en paralelo dan color al porvenir. Mi vida un poco muerta ha revivido por su afán de dar con mi desgracia arremetiendo su crueldad. La cama que abriguemos, y no importa sea cual, será el sitio donde siempre habremos de despegar. Poder volar más alto es imposible de verdad, no existe quien pudiera emprenderme a un viaje astral como hace mi negrita, desvistiendo un corazón que me ubica en los adentros del vestíbulo del Sol.
Dejame que te diga lo que siento en esas noches de mi vida, lo que yo daría por tenerte un día. Y si me como la cabeza por las noches solamente digo: lo hago para tenerte un rato más conmigo. Y si me robo alguna frase de aquellas canciones que escuchamos lo hago para decirte cuanto yo te extraño. Y tengo tantas cosas por decirte, no me alcanzaría un día... Quisiera que me digas "mi amor, te doy mi vida". Quisiera que me agarre la vejez al lado tuyo caminando, diciéndome al oído "no me sueltes la mano".
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