Escucha una cosa que te voy a decir,
aunque te duela el alma como me duele a mi. Podría engañarte si se me diera mentir, el caso es que no puedo enamorarme de ti.
No, no puedo enamorarme de ti. Nadie te roba nada, nadie ocupa tu lugar. De nadie son los besos de los labios del mar. De nadie es el camino que no mira hacia atrás, donde se desangran las estatuas de sal.
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