miércoles, 11 de marzo de 2015
Traté de que mis ojos no te vieran tan lejos
Cuando la cerveza se calienta demasiado, el cenicero está lleno y el paquete vacío, pierdo la cabeza y me siento un desagraciado, como quien tiene por hobby el vino del hastío. Traté de que el corazón no me diera explicación para no derramar lágrimas en tu honor. Traté de que la razón me llevara al buen camino, ella me presentó al vino al que agradecido estoy. Y hoy resulta que ayer la princesa se hizo reina, aquel cepillo sin dientes hoy es el que mejor peina. Ya no deshace el sommier aquel amor tan fugaz que en ese cuarto de hotel se declaraba inmortal. Cuando las estrellas iluminan mi pasado puedo verte de rodillas pidiéndome que vuelva. Y hoy en mi ventana veo llover sobre mojado. Me siento un niño indefenso en medio de una selva. Traté de que mis ojos no te vieran tan lejos, pero siempre será así mi triste porvenir. Traté de que mi pasión se perdiera entre el montón pero siempre será igual, siempre se volverá al primer amor.
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