viernes, 29 de noviembre de 2013
Era un chico medio raro, con cosas en la cabeza; a veces no la usaba pero siempre zafaba. Salía despeinado escuchando Iggy Pop. Vivía en frente de una plaza, a su perro paseaba, no había mucho que le importara, solamente la guitarra que su abuela le dio. Hasta que apareció el amor: ella era un caramelo, el más dulce que había, medio histérica, loquita, pero precavida. Primero lo miró como una más del montón. Salía bien producida, siempre con sus amigas. A veces se cruzaban, casi nunca se hablaban. Para ella solo era un conocido hasta que algo más le vio. Y una noche le dijo "estás un poco desprolijo, pero igual te elijo para que vayamos a pasear". Una noche le dijo "creo que nunca te había visto, pero ahora que veo bien me quiero ir con vos"... "Apaga la luz que te canto al oído" me dijo mientras me sacaba el vestido. Ese día supo que nada iba a volver a ser igual... Y así fue que quedó el recuerdo de cuando una noche le dijo "estás un poco desprolijo pero igual te elijo..."
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