jueves, 12 de enero de 2012


Tiempo al tiempo mi amor, y así nos aseguramos de tenerlo un poco más en cuenta. Y brindamos mejor con un beso y un abrazo, para celebrar su paso cada tanto. Se nos pierde la costumbre de disfrutar los momentos que pasamos. Día a día, tarde a tarde, noche a noche, tiempo al tiempo mi amor. Tan ambiciosa como ansiosa puede tornarse la mente, tan reflexiva como influyente. Organiza, clasifica, ordena, sí, pero a la vez limita. Daño al daño, también las heridas más profundas se vuelven superficiales. Ahí al fondo, no importa cuan hondo calen, ni si sangran, ni si dejan cicatrices. Ahí al fondo de tu vida todo da igual. Cambia fondo por adentro, es dentro tuyo donde está el fondo de tu vida. Sentite parte del todo, acomodate, y daño al daño también mi amor. Nuestra impaciencia es la que embarra todo el terreno que no dejamos de pisar. Lo único real del tiempo es que pasa como la vida misma. Pasa. No perdamos la costumbre de ir adentro nuestro cada tanto a ver que tan felices somos. Ahí al fondo todo se conecta de algún modo, todo fluye, todo cambia, todo. No hay estándar de belleza, no hay diferencia que valga. No hay consumo, no manda la plata. Y si hemos caído bajo probemos tocar fondo. Todo se conecta de algún modo y te sorprende, mi amor.

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